miércoles, 12 de octubre de 2022

Necesitamos cambiar, no te quejes del proceso

Todos llegamos a Dios por un cambio. En algún momento nos damos cuenta que lo necesitamos. Pero nadie quiere cambiar! Pareciera que todos queremos que nos cambien! Porque cambiar, nos resulta por lo general, difícil y eso no nos gusta; queremos lo sencillo y si es posible que no cueste nada. Por eso las oraciones suelen ser similares a éstas: • Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado - Salmos‬ ‭51:2‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬ • Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí - Salmos‬ ‭51:10‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬ Esperando que la respuesta sea un milagro instantáneo y mágico, como caer en un extasis y repentinamente despertar siendo otros, cambiados totalmente, olvidando incluso lo viejo, lo vivido, el paquete de características que nos conformaron hasta éste instante. Pero no es así, no nos excluye Dios del desarrollo de la transformación; ese proceso es necesario al igual que nuestra participación en el. Aunque por lo general solemos incomodarnos y quejarnos, y lamentablemente muchos no lo soportan, y simplemente se alejan, señalando a otros como los culpables de su incapacidad de soportar la transformación. Jeremías‬ ‭18:3-6‬‬‬‬‬‬‬‬‬ Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. ‭‭ ‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬ Cuando Dios (como hábil escultor) comienza a darnos forma, nos parece intolerable el trato, olvidando que por los errores cometidos durante nuestra vida nos hemos formado de manera muy diferente a lo que Dios pretendía, y él debe volvernos al ideal, ya que allí nos sentiremos realizados. Al comenzar a deshacer o arrancar las imperfecciones que arrastramos, lo que hace es justamente eso, golpear nuestra vieja estructura para arrancar parte de nuestras viejas vidas y es doloroso, porque cada una de esas porciones, ha sido un trozo de nuestra existencia hasta hoy; existencia llena de errores, fallas y desaciertos, que nos condujeron a resultados negativos, fracasos que nos llevaron a plantearnos la necesidad del cambio. Por supuesto, siempre esperamos no sufrirlo! solo queremos, que sea fácil, rápido e indoloro. Por eso solemos renegar de lo dificultoso de la transformación, pensando incluso que Dios no hace por nosotros lo que esperamos, enojados, porque pareciera que no nos está oyendo, o demora demasiado, debido a lo costoso del cambio. Pero hay peligro en lo fácil ya que nunca es valorado; lo que nada cuesta, no se aprecia y se pierde con facilidad. Por ésto el proceso es inevitable, porque como llegamos no podemos seguir, y nuestra participación es indispensable, ya que nuestra decisión voluntaria lo és. Dios no interviene en la vida de quienes no quieren, de los que no aceptan que deben ser distintos y mejores. Y aunque nos parece doloroso, dada su sabiduría, es la forma perfecta; incluso conociendo su amor, debe ser la menos invasiva; seguro escogió el método que podemos sobrellevar sin demasiado esfuerzo, permitiendo solamente la “incomodidad” o el “sufrimiento” necesario, para que aprendamos y valoremos el cambio que nos llevará a ser mejores, nos colocará en una condición cada vez más honrosa y nos transformará en personas valoradas. Este proceso suele durar tanto como dura nuestra rebeldía y dureza, lo que tardamos en renunciar a nuestro ego, renunciando a querer conservar como un tesoro lo que alguna vez fuimos y reconozcamos que eso no era bueno, sino que, lo que seremos de la mano de Dios lo será. El “proceso duro” del que nos quejaremos en tantas oportunidades, es su mano dándonos forma; “lo incómodo”, es el trato que nos vuelve útiles y eso que nos resulta en oportunidades “agotador e interminable, es la maravillosa transformación que un día nos asombrará; viendo cómo lo que somos no se parece en nada a lo que fuimos, pero sí, se asemeja a lo que Dios espera. Ese día sentiremos que lo valió! al ver la influencia que provoca lo que somos ahora y los beneficios que disfrutan los que amamos, ya que hoy tienen en nosotros, mejores padres, madres, hermanos, hijos, amigos, etc. Eso que nos vuelve útiles y apreciados, eso que nos honra y enorgullece sanamente, eso que íntimamente nos recuerda que Él deshizo en su mano lo vil, para volverlo hermoso, lo necio para volverlo sabio, lo frágil para volverlo fuerte; le dio valor a nuestra vida! Y lo que nos pareció costoso y difícil de soportar, también nos recordará que esto que somos hoy, debemos apreciarlo, sin permitir que nada nos arrastre a ser aquello que dejamos atrás en ese proceso del que nos lamentamos a veces. Habrá sido la incomodidad y la dificultad que más haya valido la pena soportar, porque hizo de nosotros algo asombroso e increíble, valioso y apreciado. Romanos‬ ‭8:28-29‬‬‬‬‬‬‬ Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

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