domingo, 27 de agosto de 2023
Confesión de las transgresiones
El pecado es lo que produce la separación entre las personas y Dios. Es una de las principales razones por las que las personas se encuentran alejadas de Dios. El pecado es una desobediencia a la voluntad de Dios, y es una ofensa a su santidad. El pecado nos separa de Dios porque nos aleja de su amor y nos impide experimentar la plenitud de su presencia. El pecado nos impide tener una relación íntima con Dios, y nos impide experimentar la verdadera felicidad que solo Dios puede ofrecer. El pecado nos separa de Dios porque nos impide experimentar la verdadera vida que Dios quiere para nosotros. Por lo tanto, es importante entender por qué el pecado separa a las personas de Dios, para que podamos tomar medidas para restaurar nuestra relación con Él (Fuente: LaLuzDeLaReligion.com).
Pr.28:13 El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
En esto la palabra es muy clara en la enseñanza, el que encubre sus pecados no piense que le va a ir bien. Hay personas que se encuentran estancadas en todas las situaciones de su vida, y no encuentran el motivo. Es el momento entonces que tomemos la decisión de confesar nuestros pecados y de apartarnos de él, para que la misericordia de Dios, nos alcance. 1Ju.1:9 (Él es Luz) Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Si confesamos nuestros pecados, Él es el único fiel y justo para perdonar y limpiarnos de nuestra maldad. No existe la clasificación de pecados, todos son iguales. No chicos o grandes. ¡El pecado es pecado y nada más!
Is.55:7Que los malvados cambien sus caminos y alejen de sí hasta el más mínimo pensamiento de hacer el mal. Que se vuelvan al Señor, para que les tenga misericordia. Sí, vuélvanse a nuestro Dios, porque él perdonará con generosidad.
Con que perfección describe este verso del libro de Isaías la realidad actual, son las situaciones sociales que el mundo está atravesando. La receta para sanar esta enfermedad que cada vez se agrava más, es volverse a Dios.
Sal.32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Sal.32:4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Sal.32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado
Sal. 66:4 todo el mundo te adora y canta himnos a tu nombre.
Decía David, que el sufrimiento que padecía de día y de noche y no encontraba calma, tuvo alivio desde el momento que declaró su pecado, y no encubrió más su maldad. Él recibió alivio de parte de Dios, cuando decidió confesar. Aquí nos demuestra las consecuencias graves que trae a nuestra salud y a nuestra vida en sí, guardar en lo más profundo de nuestra alma, todas esas transgresiones que ofenden a Dios. Dice, “se envejecieron mis huesos”, dando a entender que padecía fuertes dolores en sus huesos.
Job22:28 Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz. Cuando confesamos los pecados, es el momento que nos determinamos a seguir adelante con Jesús, porque Él es la roca donde estaremos firmes y la luz que guiará nuestro camino.
Job22:25 El Todopoderoso será tu defensa, Y tendrás plata en abundancia. Dios será nuestra defensa. Job22:26 Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, Y alzarás a Dios tu rostro. Cuando cargamos con pecado nuestro rostro permanece inclinado, es porque el alma se encuentra avergonzada. En cambio, cuando estamos limpios de pecado, nuestro rostro se encuentra en alto para mirar a Dios sin avergonzarnos y así en la pureza de la confesión, oraremos a Él, y Él oirá nuestra oración.Job22:27 Orarás a él, y él te oirá; Y tú pagarás tus votos.
Si bien Jesucristo, pagó con su muerte porque hemos sido comprado por precio para redimirnos de nuestros pecados, esto no significa que no debamos confesarlos. O podamos vivir con faltas graves. Ya que son ofensas a este, que con su vida y sufrimiento cumplió el propósito para vencer al imperio de la muerte, que es el pecado. Con este gran sacrificio, nos hizo libres, porque antes éramos esclavos. Permanezcamos siempre en la verdad, porque la verdad nos hará libre
Gracias. Hasta la próxima.
sábado, 19 de agosto de 2023
La adoración que agrada a Dios
Ap.4:8 …y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.
Ap.4:9 Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, Ap.4:10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Ap.4:11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
El último libro del Nuevo Testamento y de la biblia, describe perfectamente el cielo, como es el lugar del gran trono.
Cuenta el apóstol San Juan, que el cielo no cesa nunca de alabar a Dios. De día y de noche adoran al Todopoderoso, y siempre, le dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive y reina por los siglos de los siglos, amén.
De esta forma (como en el cielo) es que espera Dios, que se lo alabe en la tierra. Que todos los habitantes de este lugar, hagan lo mismo que hacen en el cielo sin cesar.
Que hermoso cuando exclaman en la adoración del cielo (Ap.4:11), “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tu creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”. Lo adoran y lo claman con fervorosa verdad, con esa pureza de inocencia y humildad, gratificando la grandeza de un único Dios, sabiendo además que no hay otro al cual debemos todo. Nuestra vida entera, la de nuestra familia, el entorno que nos rodea, todo, por su voluntad existen y fueron creadas
El cielo, es el universo mismo. Sí, esa inmensidad llena de misterios y secretos de la cual no tenemos el más mínimo conocimiento de la dimensión que alcanza. No sabemos adónde comienza, ni adónde termina. Dios, creo esto y más también. Este Dios, Jehová, que para Él no hay nada imposible, espera que el mundo clame y lo adore porque todo le pertenece.
Sal. 66:4 todo el mundo te adora y canta himnos a tu nombre.
Adoremos a Dios dándole gloria, como Él nos glorificó dando a su Hijo a la cruz, para que nuestros pecados sean redimidos, y honra, así como fuimos honrados nosotros. Dar gracias, en acción de gracias, por volver su vista e inclinar sus oídos hacia nosotros, en el momento de mayor necesidad, en la angustia y en la tristeza del alma, en el desconsuelo, en la soledad, en la desesperación anímica en donde parece que lo único que rodea, es muerte.
En el cielo, todo es adoración y alabanzas. Multitudes de todas partes, claman a gran voz a nuestro Dios y al Cordero (Jesús), nunca se cansan.
Ap.7:10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.
Ap.7:11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,Ap.7:12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Probemos adorar y alabar a Dios como hace el cielo, y las puertas de este, estarán abiertas para nosotros.
Gracias. Hasta la próxima.
domingo, 6 de agosto de 2023
Peniel
Gn.32:24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
Gn.32:25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.
Gn.32:26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.
Gn.32:27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
Gn.32:28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Cuántas veces hemos creído y pensado que nos quedamos solos. Dios, no nos habla, no nos escucha, su presencia no se siente. Pero, es porque nos encontramos en una batalla muy fuerte. Una batalla entre nuestro espíritu y las cosas que no pertenecen al agrado de Dios. Algunos, que no tienen la fortaleza de Jacob, que se entregan a la debilidad y eso trae confusión, y también mucha duda. Empiezan sin cesar los cuestionamientos, y es allí (si no se está afirmado sobre la solidez de la roca) cuando esa lucha se pierde. La derrota es inevitable. Está ahí. Ha llegado entonces el momento que decidimos no seguir hasta las últimas consecuencias, no importa cuál sea el sentido de Dios en nuestra vida. No imitamos a Jacob, que no le importó nada, ni el poder de su oponente le hizo pensar, en que podía perder la batalla. Él no sabía con quién peleaba, como tampoco nosotros, a veces, no sabemos con quién peleamos en él espíritu. Pero este lo único que quería era ganar, y más allá que salió mal herido, su valentía y su perseverancia fue tan fuerte, que a Dios no le quedó otra cosa, más que darle la bendición y decirle que había vencido.
Que hermoso es cuando vencemos en la batalla, porque no es nada fácil. El Espíritu Santo, está ahí, no se involucra. Nosotros mismos debemos vencer y sacar de una vez por todas, esos deseos carnales que es contra el Espíritu.
Gn.32:29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
Gn.32:30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
Cuantas veces seguramente, hemos visitado este lugar llamado Peniel (nuestro Peniel, un Peniel propio, que esta palabra significa en hebreo “cara de Dios”). Obviamente que hemos visto a Dios cara a cara ¡No dudes de esto! Te doy un ejemplo; discutiste con tu pareja por algo que no hiciste bien. Él o ella, te dijo la razón justa por la cual sucedió eso, sin juicio ni mal intención sino con amor, y tenía razón. O cuando vas a hacer algo y tu pareja te advierte, que no lo hagas, y hacemos igual, y finalmente sale como nos había advertido. Eso es ver a Dios, cara a cara, y es librada tu alma.
Gn.32:31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.
Una vez transcurrida y pasada la batalla. Esa lucha, o mejor, la podemos llamar prueba porque debemos confrontar con la vieja naturaleza para poner a Dios en primer lugar. Ahí es cuando viene la luz, esa luz es Cristo. “Le salió el sol” dice, es cuando se aclaró cosas que venían siendo oscuras en nuestra vida espiritual.
Cuando te sientas en una lucha espiritual, no te des por vencido fácilmente, persevera en el Espíritu. Jacob uso todas sus fuerzas y fue valiente para salir victorioso y así recibir la bendición y ver a Dios, cara a cara.
Gracias. Hasta la próxima.
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